Una de las principales causas de insatisfacción y de
malestar en las personas es la incomprensión de una de las leyes de la
naturaleza y de la vida, LA IMPERMANENCIA.
La vida es un constante ir y venir de cambios y transformaciones.
Un sabio dijo una vez que nadie cruza el mismo río dos veces.
Si observamos la naturaleza, podremos comprobar que es una
constante danza de sonidos, colores y manifestaciones en continuo movimiento.
Nunca percibiremos una hermosa puesta de sol de la misma forma, quizás por esa
razón nos apasiona tanto tomar fotografías de todos esos momentos mágicos que
hemos vivido.
Pretender que el sol brille todos los días del año es como
desear vivir constantemente en época estival, una falacia. Es imposible porque
las leyes de la naturaleza siguen su propio ritmo independiente de nuestros
deseos. Te puede “gustar” más una estación que otra, el verano más que el
invierno, pero en el fondo este cambio no te supone una causa de sufrimiento
real, ¿ por qué? Porque hay comprensión y aceptación del fenómeno.
El ser humano es miembro integrante de este maravilloso
planeta llamado Tierra y por lo tanto está sujeto a las misma Leyes.
Su cuerpo físico desde el mismo momento de la concepción se
va transformando hasta el nacimiento. El bebé crece y se convierte en un niño,
en adolescente, en una persona adulta y así hasta llegar a la vejez. Pasan años
para que podamos ver externamente y con objetividad algún cambio sustancial
pero lo cierto es que cambiamos a cada instante.
Lo mismo ocurre con nuestras ideas, opiniones, creencias y
formas de entender la vida. La forma de pensar de un niño nada tiene que ver
con las ideas de un adulto y mucho menos aún con la de un anciano.
Con las emociones y sentimientos ocurre exactamente lo
mismo. Un día por la mañana estamos alegres y al atardecer nos sentimos
melancólicos o viceversa. Pasamos del amor al odio hacia una persona o
situación con bastante facilidad, solo tenemos que observar la cantidad de
divorcios tormentosos que sufren las parejas para ver la volatilidad de los
sentimientos.
En definitiva todo es IMPERMANENTE dicho de otra forma, todo
está sujeto a cambio. Es una Ley, el
desconocimiento de ella o el mirar para otro lado no hará que no se cumpla.
Como comentamos anteriormente, el hecho de que los fenómenos
naturales cambien, en cierta manera lo tenemos asumido pero parece que no
ocurre lo mismo con las personas o las situaciones laborales, económicas,
sociales…..
Una de las causas que más malestar ocasionan a las personas son las relaciones
de pareja o familiares, en donde el
sufrimiento se instaura en la conciencia porque hay una resistencia al cambio, es
decir, una falta de aplicación consciente o inconsciente de esta Ley.
Nuestra parte emocional busca
desaforadamente esos apoyos en la pareja, en la familia o amigos que te hagan “ sentir bien”. Tu pareja te hará sentir bien cuando él cumpla tus
expectativas, cuando él se ajuste a tu propia forma de ver la vida y cuando él
cubra tus necesidades. Tener expectativas significa esperar “algo” de la otra persona con la
intención de que refuerce mis emociones.
Este refuerzo en una relación de
pareja se da en muchas ocasiones de forma mutua pero….¿ qué ocurre cuando
la actitud cambia, cuando en alguna
ocasión no me dan lo que” yo necesito”? La respuesta es sencilla,
dejo de “sentirme bien”, y eso es
una forma de sufrimiento.
No podemos hacer responsables de
nuestro bienestar a nuestra pareja, familiares o amigos, debemos asumir
nosotros esa vital labor y procurarnos inteligentemente el equilibrio emocional necesario.
Tenemos una visión equivocada de
la relación, tu pareja no está ahí para hacerte feliz, para ser responsable de
tu felicidad ya que esa es una forma de servilismo egoísta , está ahí para
compartir tu felicidad, la que tú ya tengas y quieras disfrutar con ella.
Tu pareja no está para completar
tus vacíos emocionales, tus carencias afectivas, está para complementarte.
Cuando nuestra pareja deja de
cumplir nuestras expectativas, nos sentimos mal como a un drogadicto al que le acaban de quitar la
dosis y nuestra actitud y humor cambian
con respecto a él/ella pidiendo explicaciones y exigiendo una vuelta a la
normalidad, a todo aquello que me devuelva a mi zona de confort emocional.
Pero ¿ nos hemos parado a pensar
en la otra persona? ¿qué le ocurre? ¿ qué necesidades tiene? ¿ podré ayudarle?
Probablemente no, porque estás demasiado ocupado pensando en ti mismo, en tus
propias necesidades. Esto es egoísmo.
Si tenemos la Ley de la
impermanencia presente en nuestra
conciencia y empezamos a darnos cuenta de que estamos enfermos y que esa
enfermedad se llama egoísmo, daremos un paso muy importante. El alcohólico no
irá a rehabilitarse hasta que no asuma su problema.
Contemplando la impermanencia nos
daremos cuenta que en una relación hay altibajos y que los comportamientos de
las personas no son siempre los mismos. Tu pareja, familiares y amigos no
siempre estarán del mismo humor ya que sus emociones fluctuarán y sus estados de ánimo no pueden influir en tu
bienestar.
El mayor antídoto contra el
egoísmo es el Amor sin condiciones, en este estado de conciencia tan elevado
dejamos de sufrir cuando las cosas no “salen”
como esperábamos. Es un estado de conciencia en donde empezamos a preocuparnos por el bienestar de
los demás.
Deberíamos pensar de esta manera:
“ si alguien piensa en si mismo, solamente recibiría el beneficio de una sola
persona, de Él, sin embargo, si cada uno
de nosotros pensáramos solo en los demás, cada uno recibiría el beneficio de
todos” ¿ qué es más inteligente? Está claro.
Esto es Sabiduría y de ella nace
el Amor incondicional porque en el fondo son una misma cosa.
La Ley de la Impermanencia es
Sabiduría pero no basta con leerla y entenderla hay que integrarla en el Ser
para que sea una realidad en la vida cotidiana y podamos ponerla en práctica
cuando las emociones nos desborden y se adueñen de nuestra Paz interior.
No basta con leer el prospecto de
un medicamento para sanarnos, hay que tomarlo para ver los resultados.
José Manuel Alarcón Solar
El dolor, de forma puntual, puede que sea inevitable. El sufrimiento es un desgaste inútil.
ResponderEliminarNada es siempre igual, todo cambia a cada milésima de segundo. ¿Por qué aferrarnos a nada/nadie? DES-APEGO.
Somos responsables de nuestra Vida al 100%.
Ama a tu prójimo, como a ti mismo.
ACEPTA + CONFÍA + FLUYE.
<3