"Ustedes se quejan de que el Cielo no complace sus oraciones, pero es normal que no sean complacidas porque para ustedes orar es pedirle al Señor que venga a encontrarlos en el lugar en donde se encuentran. No cambian nada en su comportamiento, en su manera de pensar, y se imaginan que el Señor va a venir a sacarlos del infierno en donde se han metido. ¡Es exactamente como si estando encerrados en una cueva o en un sótano, se pusieran a suplicarle al Sol que viniera a iluminarlos! ¿Acaso creen que serían complacidos? Son ustedes los que deben salir para recibir su luz. ¿Qué representan una cueva, un sótano? Todas las manifestaciones inferiores de su intelecto y de su corazón, todos los malos hábitos a los cuales no quieren renunciar. Por eso, ustedes permanecen en la oscuridad y en el frío. Cuando ustedes salen de su casa para ir a ver salir el Sol, realizan un acto simbólico. Al dejar su cama, su cuarto (¡su “cueva”!), para ir a la salida del Sol, demuestran que son conscientes de la necesidad de desplazarse para ser iluminados, calentados, vivificados. El que reza al Señor y que se niega a abandonar su vieja manera de vivir, se parece a aquel que le pide al Sol que venga a iluminarlo en el fondo de una gruta: pierde su tiempo. A él es a quien le toca desplazarse, cambiar su existencia para recibir la luz del Sol, el calor del Sol."
OMRAAM
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