jueves, 2 de noviembre de 2017

La Personalidad: Lo que nos impide llevar una vida divina (Parte 7/7, Final)






Sepan, pues, que todos ustedes son divinidades… Sí, son divinidades, y viven en una región muy elevada en donde no hay ni enfermedades, ni sufrimientos, ni limitaciones, ni oscuridad, ni tristeza, ni desánimo. Allí están en la plenitud.
Somos como radios que no pueden sintonizar todas las emisoras
Pero esta vida que viven arriba no pueden aún hacerla descender aquí, sentirla, comprenderla ni manifestarla, porque la personalidad no se los permite. Esta es obtusa, opaca, está mal adaptada, o mal regulada, como una radio que no llega a captar ciertas emisoras.
Las ondas que la Inteligencia cósmica de arriba propaga por las regiones sublimes son tan rápidas, tan cortas, y la materia de la que la personalidad está formada es tan densa y tan pesada que ésta no puede vibrar acorde con los mensajes divinos, los cuales entonces se pierden, pasan sin dejar rastro, y el ser humano no tiene idea de lo que está viviendo, en realidad, en las regiones más elevadas de su ser.
Recibirán revelaciones ocasionales, pero no durarán
Pero cuando comienza a trabajar convenientemente, cuando aplica reglas de vida pura y tiene el deseo de convertirse por fin en hijo de Dios, la personalidad empieza a evolucionar, a ennoblecerse; las emociones se hacen más puras, el intelecto se ilumina, la voluntad se fortalece. La personalidad se convierte entonces en un instrumento apto para expresar cada vez mejor la vida sublime de la individualidad, hasta que un día ambas se fusionen y se hagan una. Entonces, ya no habrá personalidad. La personalidad y la individualidad serán una única entidad perfecta.
Mientras tanto, nos llegan de vez en cuando algunas luces, algunas chispas, algunas revelaciones, algunas intuiciones, momentos brillantes que nos deslumbran y decimos: «¡ Ya! ¡ Ahora comprendo!» Pero esto no dura mucho y de nuevo vuelven las nubes. Y algún tiempo después, leyendo un libro, mirando un paisaje, rezando o meditando, nos vuelve a pasar lo mismo y comprendemos, sentimos que estamos viviendo un gran momento. Luego, de nuevo recaemos, volvemos atrás.
Y ésta es la vida del ser humano: ¡Pelear, luchar hasta el día en que, al fin, ya no caiga más, hasta el día en que deje de ser esclavo, débil y miserable! Entonces sí será la expresión de la Divinidad, y habrá una nueva vida y un renacimiento completo.
Esto es lo deseable. Algunos dirán: «¡Qué tontería! Todo esto no tiene sentido, no es verdad», y seguirán viviendo la vida de la personalidad. Bueno, más tarde verán que los que tenían razón eran esa minoría de hombres iluminados que llegaron muy lejos en sus estudios, en sus comprobaciones, y que conocen la estructura del ser humano, y finalmente creerán. Pero mientras tanto ¡cuánto tiempo perdido! Por eso es preferible creer de inmediato… Creer, ejercitarse, dominarse, controlarse y caminar hacia adelante.
Tendrán momentos de desánimo, pero pasarán, como la primavera sigue al invierno
Esto no quiere decir que de pronto vayamos a convertimos en una divinidad, claro que no; pero cada día haremos nuevas adquisiciones, nuevos proyectos, ganaremos nuevas riquezas. Caeremos, nos levantaremos… volveremos a caer, nos pondremos de nuevo en pie… dudaremos, creeremos… de nuevo nos desanimaremos, de nuevo recobraremos el ánimo, hasta que al fin la conciencia divina, impersonal, la conciencia de la individualidad se instale, se asiente y adquiera consistencia.
Y ahora, ¿ qué conclusión podemos sacar de esta conferencia? A veces uno está muy cansado y empieza a dudar; nos encontramos en la vida con tantas filosofías extravagantes que circulan por el mundo, con tantas ideas contrarias a todo lo que esta tradición divina nos aporta, que la vamos dejando de lado y nos olvidamos de todo, volviendo a la mentalidad humana ordinaria, sin fe, sin conciencia ni bondad. Hay que estar, pues, muy atentos. Hay que saber lo que nos espera si volvemos atrás. Hay que saber razonar así: «Bien, en este momento estoy un poco cansado, no tengo ganas ni de leer, ni de rezar, ni de meditar, ni de nada… Pero esto pasará, pronto pasará».
Miren como en la vida todo pasa: después de la primavera viene el verano, más tarde el otoño y luego el invierno. Y de nuevo, después de un invierno, vuelve la primavera. Entonces, ¿ por qué no les va a suceder lo mismo a ustedes ? Piensen: «Bueno, voy a esperar a que pase un poco el invierno y después las cosas irán mejor». Así es cómo hay que razonar.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 11, La Clave de los Problemas de la Existencia

miércoles, 1 de noviembre de 2017

La Personalidad: Aprendiendo de un caracol (Parte 6/7)

Es interesante conversar con los caracoles, pues además le ayuda a uno a entender cómo Dios creó el mundo. Los caracoles emanan una materia muy sutil, su propia esencia, que luego se solidifica. Ustedes dirán: «¡Pero si son cuentos chinos!» Puede ser, pero un buen día los hombres más instruidos estarán dispuestos hasta a aprender chino, si fuere preciso, para conocer estos «cuentos».
El caracol secreta la materia que forma su casa
En apariencia el animal y su concha son dos cosas diferentes, pero en realidad, el cuerpo y su casa son de una misma materia, ya que es el animal quien ha formado su casa con su secreción… Pues bien, lo mismo sucede con la individualidad y la personalidad: la personalidad es opaca, pesada, rígida como un caparazón, mientras que la individualidad es ligera, móvil, viva. Se trata de una precisión importante: el origen es el mismo, y sin embargo, son dos cosas diferentes.
La individualidad se formó este vehículo, como el caracol su concha, segregando de sí mismo una sustancia que luego condensó, y así lleva ahora el cuerpo a modo de casa. Todos llevamos nuestro cuerpo físico como el caracol su concha. Pero lo grave es que se le ha enseñado al ser humano a identificarse con la concha del caracol, es decir con su cuerpo físico, y no con el espíritu, que es el factor activo de su formación
Los seres humanos son Espíritu puro, no materia
De esta forma el hombre se vuelve débil, limitado, impotente, y se sumerge en el error. Para los Iniciados el cuerpo no es el hombre, sino su coche, su caballo, su instrumento, su casa, mientras que el hombre es el espíritu todopoderoso, ilimitado, omnisciente; y gracias a esta identificación el hombre llega a ser verdaderamente fuerte, iluminado, inmortal, divino.
(Concluirá…)
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 11, La Clave de los Problemas de la Existencia

La Personalidad: Volverse uno con animales y plantas (Parte 5/7)

Supongamos, por ejemplo, que miran un prisma con la conciencia de la personalidad: está ahí, es un objeto bien delimitado, un cristal con tres caras, transparente, y la luz que lo atraviesa se descompone en siete colores. Es muy bonito, es magnífico, pero nos quedamos al nivel de la conciencia ordinaria; todo el mundo sabe observar de esta manera.
Pero cuando comenzamos a desarrollar la conciencia de la individualidad no miramos ya el prisma como un objeto de cristal separado de nosotros; nos situamos en este prisma, penetramos su esencia, sentimos y comprendemos su naturaleza desde el interior, y todas las nociones y percepciones que podamos tener de él son completamente diferentes.
Volverse uno con plantas y animales
Si miramos una planta, entramos en ella, nos fusionamos con la vida que en ella fluye, sentimos todo lo que le sucede como si nosotros mismos fuésemos esta planta. Y de esta manera conocemos sus propiedades, sus virtudes medicinales y todas sus posibles aplicaciones. O incluso, si nos encontramos delante de un animal, penetramos en él, de forma que nos convertimos en el propio animal, sin perder nuestra conciencia de humanos
Ese es un método que lo cambia todo, pero que de momento es aún desconocido por ustedes porque con la educación e instrucción que se da, los humanos no pueden conocer todos los aspectos de la verdadera vida y viven solamente en la vida de la personalidad en la que sólo se perciben las formas, las dimensiones, los pesos, las distancias y los tiempos.
El tiempo y el espacio no existen para nuestro Yo Superior
Ensanchen su conciencia, entren en la conciencia de la individualidad; allí no hay tiempo ni espacio y todas las criaturas, todos los seres alejados de ustedes por millones de kilómetros, ¡los sentirán vivir en ustedes!… No hay ni pasado ni futuro; todo lo que está en el futuro, está ahora en vuestra alma. Es el eterno presente: todo lo que deseáis conocer, todos los sucesos del lejano pasado o del futuro, pueden conocerlos instantáneamente.
Para desarrollar esta conciencia es necesario controlar a la personalidad evitando caer en sus trampas, en sus valoraciones, en sus nociones, en su rebeldía, en su anarquía, en sus pasiones y en sus elucubraciones. En tanto nos dejemos arrastrar por el engranaje de esta vida personal, llena de divisiones y separaciones, viviremos continuamente en el odio, los enfados, los conflictos y las venganzas, ya que ésta es la naturaleza de la personalidad. Todas las anomalías de la vida proceden del hecho de vivir los hombres exclusivamente en su personalidad.
Estas explicaciones hablan de una cuarta y una quinta dimensión
Sólo unos pocos hacen esfuerzos para ver más alto, más lejos y más allá, a través de los ojos del espíritu, a través de la parte divina que en ellos vive y, ¡ qué diferentes son los resultados entonces! Tienen otras sensaciones, otras concepciones… Resulta difícil expresarme… Está claro en mi cabeza, pero no llego a encontrar las palabras precisas porque se trata de realidades de una cuarta, de una quinta dimensión, y al igual que nos sería difícil explicar la tercera dimensión a criaturas que viviesen en dos dimensiones, yo no puedo darles una idea de la cuarta dimensión… ¡Es inexplicable!
Cuando se dice que la personalidad no es de origen divino, es una manera de hablar. En realidad todo tiene su origen en Dios.
(Continúa…)
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 11, La Clave de los Problemas de la Existencia