Cuando la flecha de nuestro querido cupido nos toca, toda nuestra atención se traslada a la persona amada y se produce un autodescentramiento del "yo" que normalmente está presente. Hasta ese momento todo gira entorno a nuestro "yo", lo que deseo, lo que no quiero, lo que me preocupa, mi estres, , mi alegría cuando consigo esto o aquello y mi ansiedad ante la idea de perderlo...
Pero sucede la magia del Amar, y ocurre que dejamos de preocuparnos tanto por nosotros mismos, misteriosamente salimos del ensimismamiento egocéntrico y obsesivo y las necesidades y el bienestar del ser amado pasan a ser tan importantes y a tener en cuenta como las propias. Por este motivo podemos experimentar como al estar enamorados, somos capaces de relativizar los problemas cotidianos, no afectan tanto a nuestra pequeña autoimagen que nos hemos creado a lo largo de los años y que intentamos defende ya que dejamos de tomarnos tan en serio, tomamos distancia al poner la atención en la persona amada.
El problema es que este cóctel de dopamina y exitocinas no es permanente y el miedo, fruto de nuestras propias inseguridades y condicionamientos adquiridos en la vida se suma a la ecuación, y ese estado de conciencia deja paso a la frustración.
Lo que estoy planteando es que la semilla del Amor incondicional esta en nuestro ADN, que lo podemos vivir en los primeros momentos de la relación para luego perderlo y que el camino a su expresión como estado de consciencia a mantener pasa por una inevitable transformacion psicológica y espiritual.
Porque el proceso sanador psicológico está ciego ante la imposibilidad de ver nuestra verdadera identidad, y el proceso espiritual está cojo, ya que sin la adecuada integración de todos los aspectos de nuestra personalidad se imposibilita una mayor manifestación de Ser.
El Amor es Unidad, en hebreo Ahavá y Ehad respectivamente, suman en numerología cabalística (gematría) 13, indicando que estas dos palabras comparte la misma energía. Cuando nos enamoramos de alguien, proyectamos algo de nosotros en el otro, seamos consciente o no, y se produce la integración, por medio de la relación, de todos aquellos aspectos que no podemos manifestar en nuestra personalidad y que están relegados en la sombra. Los vivimos por medio de la relación con el otro y esta integración nos hace sentirnos Plenos, Uno, en Amor.
¿Qué fantástico sería estar enamorado de la Vida y de todas las oportunidades que nos brida, de Ser uno con toda la existencia, y vivir en Amor? El que Ama la Vida y se siente uno con ella no puede dejar de servirla, es el Amor, como tantos sabios y místicos nos han dicho lo que aporta esa felicidad que todos añoramos y anhelamos desde lo más profundo de nuestos corazones, la madre Teresa de Calcuta decía que "el que no vive para servir, no sirve para vivir"
Gracias Corazón 🙏
ResponderEliminarEso que llamamos Amor, es una ilusión dentro de la ilusión 😎
El otro siempre es un espejo 👥
Más en el ilusorio en-amor-ados.
El otro siempre me refleja cuestiones propias, que por mi mismo no sé o no puedo re-conocer. Necesito un espejo 👥